La década de los 2000 vive su segunda ola. No solo por el regreso del tiro bajo, los metalizados y pantalones anchos, sino porque una de las mayores figuras de esa época volvió a tener problemas con la ley. Se trata de la actriz Lindsay Lohan, quien protagonizó más de un conflicto policial en sus épocas de andanzas junto a Britney Spears y Paris Hilton. Esta vez, fue acusada de promoción ilegal de criptomonedas junto a otras celebridades.
Lohan, al igual que otros famosos, fue acusada por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) por la promoción encubierta de los activos digitales Tronix y Bit Torrent del empresario Justin Sun, acusado de oferta y venta no registrada de tokens.
La actriz recordada por sus papeles en "Juego de gemelas", "Chicas pesadas", "Un viernes de locos" y muchas más, había "recomendado" en sus redes social la adquisición de esas criptomonedas en su rol de influencer, pero nunca aclaró que la promoción era paga y no desde su experiencia de usuaria.
La acusación tiene lugar en un contexto donde los organismos financieros a nivel internacional se debaten cuál es el rol de las criptomonedas, su utilidad y si deben ser o no reguladas debido a la altísima volatilidad que tienen y la falta de respaldo por parte de alguna entidad financiera.